Hoy he vuelto a escribirte. Las palabras habían dejado de fluir,
se habían resecado hasta acartonarse. Lo he vuelto a hacer mientras pensaba en
lo difícil que es conducir por la vida en solitario; sin un copiloto que te
vaya cantando las curvas. Unas pocas frases, no mucho más. Lo justo para
continuar recordándote el color de las puestas de sol. Frases que mantengan
viva la brisa, que sigan dando forma a esa carretera por la que, durante muchos
tramos, me es tan difícil conducir. Necesito un copiloto, dije antes. Y para
esa labor, sin duda, no vale cualquiera.
Escuchando: Exit wounds - Placebo
lunes, diciembre 30, 2013
miércoles, diciembre 11, 2013
La escena del crimen
Nacer una noche de diciembre cuando lo que de verdad uno
necesita es resucitar. Contemplar el techo de la habitación como si en realidad
fuera un paisaje desconocido. Nacer, de todas maneras, con las mismas heridas
con las que se murió. Todo en un eterno retorno alejado de cualquier sentido. El
horizonte una persiana bajada. Múltiples pequeños rayos de luz filtrándose,
dibujando en la pared mi figura recortada, como la de un cadáver en la escena
del crimen. Permanecer allí por varios siglos y los que vendrán. Las sábanas
atadas a cada extremidad. Y mi boca sedienta de ti, hambrienta de ti, asqueada
de ti, desesperada de ti. Violentamente deseosa de ti.
Escuchando:
Fly as you might – Julian Plenti
martes, diciembre 10, 2013
Sucesión
La profundidad de cada abrazo en mi memoria. El calor de
las caricias. El susurro de todas las palabras pronunciadas. Arañar cada
escalofrío. Gritarle a la noche que me ha vuelto a traicionar. Buscar en cada
pliegue de mi piel algún resto de tu olor. Conseguir dormir con los ojos
abiertos. Observar a mis sueños saltar por esa ventana. Arrancar tu mirada de
mis pensamientos. Acariciar la herida mientras meto un dedo dentro. Desear no
haber deseado y viceversa. Amarrar fuerte mi corazón a la pata de esta mesa. Exhalar
todas las sensaciones que sacuden mi monotonía. Trepar hasta tu recuerdo y quitarle
cada una de las espinas. Arrastrarme debajo de la cama. Esperar a que cese el huracán. Si alguna vez cesa.
Escuchando: Estado provisional – León Benavente
lunes, diciembre 09, 2013
Tacto
La ciudad de noche. Faros brillantes la cruzan de punta a
punta. El frío congela todas las almas encerradas en ella. Mis manos
entumecidas apenas recuerdan ya tu tacto. Y ahora el viento peina cada brizna
de hierba. Quisiera ser uno de esos árboles, balanceándose, rítmicamente,
dueños de su porción de tierra. Sirenas rompen la calma de esta noche eterna
que no termina nunca de romperse. Echaría a correr sin rumbo, por las calles
desiertas, mis zancadas resonando en cada esquina. Pero mis piernas permanecen
clavadas en este maldito lugar. Cientos de ideas golpeando mis sienes; miles de
sentimientos golpeando mi pecho. En realidad no estoy aquí. Hay veces que
siento que en realidad nunca estuve aquí, que nada de aquello ocurrió. Ni
siquiera puedo recordar ya tu tacto.
Escuchando:
Begin the end - Placebo
miércoles, diciembre 04, 2013
El mensaje en la botella
Fúgate conmigo. Te prometo que el horizonte no se termina
allí donde ves esa esfera naranja perfecta. Nunca se acabará. Siempre habrá un
nuevo lugar hacia el que ir juntos. El cielo estará a tu alcance, pleno, más azul de lo que has
podido imaginar. No existirá el día en el que no sonrías desde dentro, con
ganas, hasta llorar. Y si alguna vez las lágrimas son de lamento, miraremos
juntos otra vez ese horizonte que hemos creado los dos. Si coges mi mano no
habrá sólo palabras como éstas en un papel, sino también versos que bailarán en
tu paladar todos los días, no sólo en tus ojos. Si vienes, nunca me cansaré de
expresarme. Las palabras que se acumulan en mi interior, como piezas de un tesoro, ya no encontrarán freno. El momento será siempre ahora, y no existirá
ningún plan imposible para los dos. La balanza del positivo siempre estará más
llena de ilusiones. Como dice la canción: Volverás a reírte de verás si te
quedas conmigo.
Escuchando: Bajo la lluvia - Quique González
lunes, diciembre 02, 2013
Templanza
Cuando abriste los ojos todo el hielo que quedaba se
derritió. De repente, como si lo calentara un sol tan grande y cercano que no
permitiera el frío. Fue una de esas cosas que uno guarda como un tesoro, de por
vida. Desde entonces han pasado muchos inviernos y yo siempre he echado de
menos ese calor, esa sensación de estar detrás de un ventanal calentado por el
sol, mientras fuera el mundo es pura escarcha. El hielo regresó y no he conseguido
volver a encontrar nada que me temple de esa manera, espontanea, sincera. Todo
ha vuelto a ser frío. Y los días, cada vez más largos.
Escuchando: Flatlands - Mark Lanegan
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