martes, agosto 31, 2010

Berlín

Cuando la realidad se enfrenta con la imagen que uno se ha hecho de ella, la primera suele imponerse de un modo incontestable, a veces desconcertante. Uno se imagina todo lo que han vivido esas calles, la cantidad de recuerdos y horrores que se esconden en cada portal, en cada muro agujereado. Y siente que cuando pise esos adoquines, el corazón se le estremecerá, vivirá una experiencia demoledora, irreversible. Así que en el momento en el que te encuentras allí, de pie, contemplando todas esas señales que recuerdan el horror, y ves que nada ocurre, que es otra calle más, que los muros son muros y los portales son portales, como cualquiera, y eso es todo, comprendes que la realidad, aparte de no tener escrúpulos, es esclava del tiempo y su tiranía.



Escuchando: Barricade - Interpol

lunes, agosto 30, 2010

Relojes

Este reloj no tiene minutero. Tampoco segundero. Hace tiempo que ambos perdieron su sentido y se cayeron, como lo hacen las hojas cuando están secas; como lo hacen las cosas que ya no cumplen ningún propósito. Sé que sigues existiendo, que tus pasos continúan resonando en alguna calle, de noche, bañada por la tenue luz de las farolas. Pero yo no soy quien te espera ahora en las escaleras del viejo portal, leyendo una novela, dejando que el sol de agosto deje de picar la piedra. No tengo más interés en este mundo que recordarte; sin medidas, sin límite de tiempo. Abandonarse a tu pasado tiene un gusto dulce, un sabor a tarde de domingo en otoño, pero sin relojes. Porque yo ya no los uso, se les cayeron a todos las manijas, y no tengo intención de cambiarlos por otros. Mi tiempo será ya por siempre plano.


Escuchando: The racing rats - Editors

viernes, agosto 27, 2010

Cadillac

Qué estarás haciendo ahora, con tu camisa de cuadros y las viejas rayban. Cómo lucirá la luna sobre el Mississippi mientras recorres sus límites al volante del viejo Cadillac rojo. El mismo coche con el que nos escapamos a Las Vegas y prendimos fuego a nuestra juventud. En realidad no sé qué aceras pisarás ahora, o si por fin has decidido alquilar aquel pequeño estudio en Tucson con el que estabas obsesionado. Puedo verte sentado ahora junto al mostrador de la tienda de discos de Andy, abrumándole seguro con tus palabras sobre cómo debe sonar un buen blues después del Katrina. Las botas de espuelas siempre te han sentado mejor que a nadie, y también has sido único clavándolas. Nunca montaré un único caballo, decías mientras jugueteabas con el cigarro entre tus labios. Eran días de sol ardiente y polvo en suspensión. En tus promesas no cabía nada más allá de un buen whisky y un solo de guitarra. Probablemente ahora continúe el whisky, y también el polvo, pero no creo que sigas prometiendo algo.



Escuchando: Algunas plantas - Love of Lesbian
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