jueves, enero 14, 2010

Dependencia

La tristeza ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Muda, se ausenta, vuelve a aparecer, aprieta, ahoga, se relaja. Últimamente ha podido comprobar que ha decidido darle un descanso. Ni siquiera cuando apura las botellas de vodka aparece para agarrarle la garganta. Se vive bien pero, no hay que engañarse, la tristeza genera dependencia. Engancha de una forma extraña, como si uno necesitara hacerse un ovillo en un rincón para poder seguir adelante. Y él es presa de esa dependencia. Nunca la ha podido espantar y, en el fondo, sabe que nunca podrá hacerlo. Será su esclavo siempre, hasta cuando parezca que el momento es el adecuado, que todo marcha bien. Siempre estará escondida detrás de la columna esperando para dar su pequeña puntada. Así son las dependencias, traicioneras, testarudas, inteligentes.


Escuchando: You don't know love - Editors
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.