Este segundo, que pasa y que no vuelve. Y la certeza de
ello. Tanto miedo. Un avión por encima de mi cabeza, ahora mismo, mudo, hacia
el horizonte. Y el miedo otra vez, a perder los pasos, a no hallar las migas de
pan. A perderme. Y el segundo que nunca va a volver. Nunca. Y las preguntas
acribillando la gélida tarde. La inseguridad por no saber si he andado las
sendas correctas. Por no saber si quizás debería ir en ese avión o en tantos
otros que despegaron y aterrizaron. El frío congelando mis dedos. Y ningún
camino marcado que seguir. En vía muerta. Los demás no. El resto con sus semáforos
y sus señales y sus copilotos. Una comarcal junto a miles de autopistas.
Cerradas. Tanto frío.
Escuchando: Kamikazes enamorados - Quique González