Ella piensa que son sus ojos. Que le duele porque le mira, porque fija
sus pupilas hasta que supuran los lagrimales. Y muchas noches no puede
dormir y abraza fuerte la almohada mientras un miedo atroz le agarra los
tobillos. Lo recuerda bien, las noches en aquella casa de enormes
ventanales, cuando estrechaba con fuerza su muñeca para que el monstruo
del armario no se la llevara y la dejara allí sola, perdida otra vez.
Ahora es igual y la respiración le traiciona cuando está lejos, cuando
sus pupilas no pueden hacer blanco. Porque una foto no es lo mismo. No
lo es. Sabe que llorar para no llorar no tiene buena pinta, igual que el
miedo a perder para no perder. Pero no lo puede evitar porque cree que
el monstruo ya no habita en aquel armario y puede estar en cualquier
lugar, acechando su felicidad, esperando para arrancarle el nuevo hilo
que la ata al mundo.
Escuchando: No más lágrimas - Héroes del Silencio
martes, abril 17, 2012
miércoles, abril 04, 2012
Gélido
¿Alguna vez te han abrazado al caer el sol?,
preguntas, tiritando de frío. ¿Quisiste alguna vez coleccionar tantas plumas
como entraran en tus manos abiertas de par en par? Yo quise y me lo
prohibieron. Tiritas. Quizás no de frío. Alguna vez pretendí rodearme de gente,
pero terminé por elegir el espacio, el vacío. Y duró, duró más de lo que
hubiera adivinado. Tanto que se convirtió en yo, y ahora no hay más hacia dónde
mirar. Tiritas como nadie que yo haya conocido ha tiritado jamás. Creí tener la
conciencia sobre mis hombros, pero no hacen más que mentirte, ¿sabes? Son
medias verdades escondidas entre los destellos del sol. Es un oír para no
escuchar. Tu cuerpo es una hoja en mitad de un huracán. Como querer pintar de
rojo todas las paredes y terminar tirándolas. Como reconocer, al fin y al
cabo, que tu vida no pertenece a nadie. Ni siquiera a uno mismo.
Escuchando: Jesus fever - Kurt Vile
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