Está allí, de noche, junto a la piscina medio vacía. Cientos
de hojas secas sobre la superficie oscura. El neón parpadeante tiñendo los
reflejos del agua de diversos colores. La manta bien ajustada sobre los
hombros. Balanceando la silla apoyada en sus dos patas traseras. La luna llena,
precisa, más amarilla que blanca. Permanece así hasta que ve pasar el avión
sobre su cabeza. Una cruz metálica desafiando la gravedad. Parece mentira, piensa, que la distancia sea
un monstruo tan feroz. Y, sin embargo, quedarán tantas imágenes arañadas en la
piel. Y serán de las que se pueden volver a mirar, de las que permiten un
repaso cualquier domingo por la tarde, cuando el sol comienza a esconderse y le
pega a uno una patada en el estómago. Se queda con eso mientras ve cómo el
avión termina por difuminarse en el negro plateado de la noche. Se queda con la
idea de que los aviones, como los pájaros, emigran para luego retornar.
Escuchando: The woman in you - Ben Harper
martes, septiembre 18, 2012
martes, septiembre 04, 2012
Oporto
Oporto es un plano picado, un descenso sin retorno posible. Oporto
eres tú y tu pelo azotando las mejillas. Es una tarde de otoño pintada con toda
la escala de grises. Esa ciudad erguida, siempre en equilibrio, jugando a que
los edificios se balanceen y vuelvan a su sitio. Esperando el soplido
definitivo. Oporto es un paseo nostálgico a la orilla del río, mirando su
negrura, observando su belleza. Es un camino de hierro sobre las alturas,
suspendido frente a muros de colores desteñidos por la lluvia. Es la ciudad de un
adiós y de un todo volverá a ser igual, de una cuesta inmensa e interminable,
oscura como boca de lobo. Oporto es eso y mucho más. Tantas cosas como misterios
esconden sus calles. Oporto es la cicatriz que todos quisiéramos tener.
Escuchando: Hold you in my arms - Ray LaMontagne
Escuchando: Hold you in my arms - Ray LaMontagne
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