jueves, diciembre 10, 2009

Rojo

El humo de su cigarro asciende hacia el techo después de juguetear entre sus rizos. No puede eliminar de su pensamiento ese vestido: rojo, entallado, palabra de honor. En él se concentra todo. Los momentos, las sensaciones, el vacío, la pérdida. Hace unas horas que, armada con todo el valor que la vida le ha permitido conservar, ha bajado los cuarenta y tres escalones y ha abierto la tapa del contenedor. En la acción, como pudo comprobar la atocinada vecina del primero, hubo una gran carga de dramatismo, de desgarro. Cuando la tapa volvió a su sitio, sepultando toda una historia vestida de rojo, la cotilla no lo pudo evitar, cortó una de las rosas que se erguían en su maceta y la dejó caer. El rojo también coronó el final del drama.

Ahora, en chándal y con unas Yumas del 89, devora chocolate con lágrimas frente al ventanal de su casa. No puede apartar la mirada de esa rosa sobre la acera. Aún intacta, reluciente entre pisadas de cientos de personas que ignoran lo que de verdad significa el rojo.


Escuchando: Supersonic - Oasis
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