viernes, marzo 11, 2011

Revelaciones

Sumido en el calor de aquella sartén llena de arena descubrí que tú no eras lo que yo había estado esperando. Las revelaciones son así de caprichosas, llegan en el momento más inoportuno, en el lugar menos adecuado. Sólo pensar en salir del coche y enfrentarme a aquel terrible desierto para cambiar un neumático me hizo marearme. Todo me daba vueltas y tú me estabas hablando de algo que ahora no consigo recordar. En ese momento odié Atacama, el maldito día en que decidí hacer ese viaje y, sobre todo, te odié a ti. Fue algo repentino, un fogonazo de auto sinceridad. Un impacto. Te odié como nunca había odiado a nadie. Allí, perdido en mitad de una carretera achicharrada por el infierno que era aquel desierto, no había dudas, todo era cristalino. Ahora diré que la culpa la tuvo aquel horrible calor, pero sé que no es verdad. Se trató, más bien, de aprovechar la oportunidad. Una revelación así no se tiene todos los días. Y, además, quién va encontrar alguna vez tu cuerpo en ese inmenso océano de arena.




Escuchando: I'm waiting for the man - Lou Reed

2 comentarios:

Clementine dijo...

Te leo y casi espero que sea una novela, que me sigas contando lo que pasa en cada entrada, en cada relato.
:)

Ana dijo...

Las revelaciones son oportunidades que aparecen para importunarnos. Para matarnos.
Volveré..

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