miércoles, julio 23, 2008

Tónica

Que por la ventana sólo se vea un muro color hollín coronado por trozos de vidrios verdes ya no le importa demasiado. Ha perdido la vista desde hace tiempo. O, de otra forma, ha seleccionado lo que quiere ver. Una pequeña mesa, una silla de plástico amarillo con la marca de una tónica estampada en el respaldo y una estantería llena de botellitas de cristal con líquido de mil colores. Alrededor no tiene nada más, ni lo quiere. El murmullo de la ciudad, que se esconde al otro lado del muro, apenas se escucha, amortiguado por la distancia y el aislamiento. El problema llega el día que, a través de esa ventana casi tapiada, se cuela un balón de plástico. Es rojo y llega arrugado como una uva pasa. Los cristales del muro lo han desgarrado.


“Yo he trabajado para el partido comunista y para Danone. Las reuniones con sus líderes eran muy diferentes: los comunistas contaban con un sueño, equivocado o no, con poesía; los ejecutivos de Danone sólo pensaban en manipular a la gente para vender lo máximo posible en el menor tiempo posible”. Amén hermano francés, dijo para sí. Encendió un cigarro mientras un mendigo dejaba en su mesa una poesía garabateada en un papel gastado. Echó una mirada a aquellas líneas. Cuando estaba terminando, el mendigo extendió la mano a la vez que hacía una reverencia. Ignorándolo y deplazando el papel de la mesa, se giró y gritó: otro Tanqueray con tónica.


Escuchando: Mammoth - Interpol

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Deliciosa muestra de lúcida locura.

Saludos desde el Otro Lado.

ALOMA69 dijo...

Tal como decía el gran BUKOWSKI: "el aislamiento es un don".

Abrazo!

Indira dijo...

Sólo una palabra: genial.

Siempre te sigo, pero no suelo escribir...otros lo hacen mejor que yo.
Sírvase el ejemplo

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