viernes, abril 18, 2008

Música

Sólo es cuestión de ajustarse bien los auriculares. Entonces el mundo es otro. Las mesas, los ordenadores, el jefe, la mierda que te corroe por dentro pasan a estar fuera, a cientos de años luz de ti. Porque cuando consigues meterte de lleno en una canción, hacerla tuya, logras entrar en otro mundo, vivir más allá, sentir mucho más que nadie. Realmente, eres un sentimiento. Y es cuando te das cuenta de la cruda y anodina realidad que te rodea y, sobre todo, que ese estado artificial, esa maravilla que te transporta no suele pasar de los cuatro minutos y, aunque puedas repetir, la sensación de ahogo no decrece. Te gustaría quedarte a vivir dentro, quizás en un acorde o en un timbre de voz, para siempre, en la gloria. Pero por más que lo intentas no lo consigues, y los segundos van pasando, y la música va menguando hasta que, al final, sólo queda el silencio. El mismo silencio de siempre, el mismo escenario monótono de todos los días. El mismo gris.


Te daré
Todo lo que queda bajo mi piel
Cuatro versos de un poema esquimal
Y el sol invernal
Que brilla en tus veranos

Quédate
En la ciénaga para poder ver
Que las cosas que te quise decir
Y en la tierra grabé
Se borran entre agua y lodo

Hay flores de hielo en tu cuarto
Que arrancaste de mi jardín polar
Mi sangre helada se funde
Arropada en tu abrazo tropical

No pude dar
Un cielo para poder volar
Y tiraste alas por el balcón
Pero bajo el colchón
Ocultaste un par de plumas

Descúbreme
Que la máscara caiga a mis pies
Yo también quiero saber quién soy
Y a tus labios daré
Extraños besos de boca nueva

Hay restos de mí
En tu almohada
Migajas de recuerdos en tus ojos
Deslizándose por la escarcha
Noches, días y diamantes rotos



Escuchando: Jardín polar - Sidonie

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Razón tienes amigo mio, yo, cuando no puedo con la realidad, la maquilló con acordes de intensidad, tipo Strokes, Razorlight o poperismo animoso similar.

Eso si, cuando quiero enfrentarme al gris, cuando me veo fuerte, pongo a Tom Yorke al mando de la nave, y saco arcoiris de las tonalidades de grises.

Un saludo.

Anónimo dijo...

hoy me quedaría a vivir en esta música

ardid dijo...

Conozco esa sensación de aislarte en una canción.
Pero como dicen, lo bueno suele durar poco.Y así, podemos pararnos y detenernos mucho más en esos acordes, esas notas y no cansarnos de las canciones..¿no? :)

Un beso!

eme dijo...

Tocaron el jueves, Trapi. Me hubiera gustado verlos. Otra de mis favoritas es Fascinado. Un saludo.

Bambu dijo...

Yo no sé qué seria de mi sin la música, es de las pocas cosas que consiguen aislarme a un mundo mejor.

ágatas, cueros y cristales dijo...

Desde luego, describes una sensación que hemos vivido. El resto del mundo igual, se añade un estímulo, pero lo hace todo diferente. Parece que te has metido en la pantalla de la película.

"No pude dar
Un cielo..." me gusta.

Un saludo

ángela dijo...

y creer por unos minutos
que toda la ciudad
escucha tu misma cancion,
que latís con el mismo
corazon..
hasta que acaba
cuando un coche
interrumpe tu visión..

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