lunes, diciembre 11, 2006

Pistola

Sopesó de nuevo el arma y comprobó que ya no era tan liviana como le había parecido en un primer momento. No en vano, ahora cargaba con el peso de un asesinato. En ese instante pudo comprobar que la leyenda era cierta. Las armas se hacen cada vez más pesadas según van cumpliendo con su misión. A cada muerte, más peso. Así es como funciona, y él tenía la prueba en su mano derecha, una mano que había perdido para siempre la inocencia.


Escuchando: Into my arms - Nick Cave

2 comentarios:

Las Tartitas de Llanetes dijo...

Qué quiere que le diga, así, con un llanetes en su columna derecha se ve su blog mucho más elegante. Dónde va a parar...

Absurdo Rutinario dijo...

Pesa con solo tomarla.

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