martes, noviembre 08, 2011

Fuegos artificiales

Acababas de regresar y desde la colina podíamos ver toda la ciudad. Las luces amarillas llenándolo todo. Me daba miedo preguntarte, desencadenar algo que quizás estuviera mejor oculto.  Así que permanecí callada, mirando de reojo el perfil de tu cara, sin una expresión definida. Los fuegos artificiales comenzaron a centellear y la vista de la ciudad adquirió un tono futurista. Una luna multicolor. Nuestro silencio permanecía inmune a las explosiones. Metiste la mano en el bolsillo de tu gabardina y sacaste la pistola. Dejaste caer el brazo y el arma brilló por un instante. Tu mirada perdida en la colección de edificios. Entonces la soltaste, con suavidad, simplemente abriendo la mano, como el que permite escapar a un pájaro para que vuelva a volar. Cuando tocó el suelo, el último racimo de colores llenó la noche, permaneciendo unos segundos antes de disiparse dibujando una lluvia de estrellas. Quedó entonces un silencio tan definitivo que se convirtió en dolor.



Escuchando: Re-wired - Kasabian

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