lunes, octubre 31, 2011

Arizona

El problema es que no teníamos plan B. Ni C. Supongo que, con la ignorancia de aquellos tiempos, pensamos que duraría, que el final no existe. Pero todo es como esas carreteras que recorren llanuras inacabables, que superan una y otra vez el horizonte, hasta que terminan. En algún punto se acaban. Nosotros las recorrimos todas, a la máxima velocidad que nos permitieron nuestros corazones. Hasta que explotaron y el silencio se pudo escuchar a lo largo de toda la llanura. Luego, plantados en mitad de aquella extensión árida. Perplejos. Sólo bolas de espino y arena. No había ningún plan. Ni conocíamos las instrucciones. Así que esperamos a que nuestros pies echaran raíces. Y ahí nos quedamos, en nuestro metro cuadrado de arena. Sin mirarnos. Aislados el uno del otro. Ciegos. Sordos. Mudos. Sin rencor.



Escuchando:  Your hand in mine - Explosions in the sky

1 comentario:

Clementine dijo...

El problema es que nunca hay plan B. Y terminamos en cualquier estación, viendo como las personas vienen y van. Sólos, cada vez más solos, escribiendo en servilletas en las cafeterías lo que nunca nos atreveremos a decir. Y amanecemos con ojeras, y atardecemos con sonrisas fingidas. Y no hay una cosa que nos salga bien, ni siquiera el café.

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