Ya no hay nada en esa casa a lo que tener cariño. Cosas inertes, vacías de significado. Alejadas ya de lo que fueron en otro tiempo y de lo que significaron. Curioso experimentar la sensación de estar en un lugar conocido y desconocido a la vez. Sensación de que ahora toca reinventarlo todo o dejarse vencer. Ya ni siquiera la luz se refleja igual sobre las cortinas blancas; definitivamente la luz es otra. Y hay partes que ya no pisa, clausuradas por la ausencia, frías e inhóspitas, pobladas por sombras cuyos latidos se escuchan de madrugada, cuando ya nada está en calma. La persiana rota, descolgada de lado, apenas deja entrar leves brillos exteriores a través de sus agujereados listones. Vacío. No se le ocurre otra palabra mientras piensa en todas las vidas que habitaron allí y que ahora no son más que un frío recuerdo. Pensamientos a los que frena en seco el aliento helado que se arrastra desde el pasillo, desde lugares que ya sólo puede imaginar.
Escuchando: Glass onion - The Beatles
2 comentarios:
Me encanta como escribes. De verdad. He leído el texto del 20 de enero y me enamorado de esas palabras, me dicen tanto, tanto..
Gracias por escribir, hazlo siempre.
(me he enamorado*)
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