viernes, octubre 17, 2008

Coyote

La paciencia es un bien valioso pero escaso. Eso piensa mientras se tumba en la cama y aprieta el botón de encendido del mando a distancia. En la televisión aparece un viejo episodio del Coyote y el Correcaminos que no ha visto. Encuentra gracioso que, como en su propia vida, eso importe poco porque, al fin y al cabo, ya conoce el final. Mientras apura el vaso de whisky desea con todas sus fuerzas que el dichoso bicho con alas se rompa una pata o tropiece con una de esas rocas que salpican el camino y, de una vez por todas, el Coyote consiga comérselo, sin concesiones, con violencia, haciendo justicia por fin. Pero sabe que no será así porque hay finales escritos que no se pueden cambiar, que son invariables pase el tiempo que pase. Así que se levanta y se sirve otra copa. Ya conoce el final.


Escuchando: Standing next to me - The Last Shadow Puppets

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una lástima que en la vida, como en las películas, a medida que adquieres experiencia comienzas a vislumbrar las cosas antes de que sucedan. A intuir el final de las situaciones. Y toda esa emoción que nos embargaba cuando éramos inexpertos desaparece para ser sustituida por lo previsible.

Un fuerte abrazo desde el Otro Lado.

Anónimo dijo...

Pues la verdad que yo apuesto por los finales incambiables porque ya me cansé de intentar escribir los mios y que se borren al momento cuando los vuelves a leer... Ya espero a que llegue mi final escrito... Todavia estoy al principio del comienzo... Larga caminata me queda hasta que puede vislumbrar las luces de este dichoso final! Cuando lo veré?

R. dijo...

El final puede ser el mismo...Pero puedes cambiar el argumento.Puedes hacerlo más entretenido.

Sean Felices dijo...

la última frase sobra

el resto, muy bueno

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