martes, febrero 05, 2008

Amigo alado

Siempre que aparcaba el coche en aquel polvoriento descampado lo veía allí, sobre la letra H de hotel. Meciéndose adelante y atrás, con sus alas plegadas y el pico entreabierto. En un principio, su presencia me estremecía, como si fuera el mensajero de algo oscuro como sus plumas. Sin embargo, conforme fui fijando mi residencia en aquel gris y lúgubre agujero me acostumbré a verlo allí, inmutable. Curiosamente, su emplazamiento coincidía en altura con mi habitación. Si me asomaba a la ventana podía verle un poco más arriba, algo que los primeros días me turbó –e incluso me aterrorizó- pero que después se hizo imprescindible. Todas las tardes, al llegar de trabajar, me asomaba y me pasaba largos ratos hablando con él, contándole mi vida, agradeciendo tener un oído en el que volcar toda mi amargura. Cuando por la noche agitaba las alas, cosa que ocurría pocas veces, su sombra salpicaba la habitación de todo tipo de imágenes imposibles y desconcertantes. Con el tiempo, llegué a asociar esto con la tranquilidad. Él ya era parte de mi rutina, de mi vida. De una manera incomprensible le sentía como algo muy cercano.
Pero aquella infausta tarde, no estaba allí. La H aparecía vacía, sin duda extraña sin el elemento alado sobre ella. Miré hacía el cielo color plomo, buscando desesperadamente algún rastro de su presencia. Quizás unas alas negras en el horizonte. Nada. Así que, con el ánimo bastante afligido, me dirigí hacia el interior, no sin lanzar otra mirada al letrero que obtuvo el mismo resultado.
Entré en mi habitación. Oscura y vacía como siempre. Todavía con la extraña desaparición dando vueltas en mi cabeza me tumbé en la cama y decidí abrir un libro para espantar mis pensamientos. Uno de Vila-Matas. Me duró poco en las manos, ya que al ir a poner la almohada en la posición correcta, descubrí que bajo ella yacía mi alado amigo. Alguien le había abierto en canal, desde el cuello hasta la cola, y le había vaciado por dentro. En su interior había un papel ensangrentado en el que, a duras penas, pude leer: “El próximo serás tú”.


Escuchando: Wake up - Arcade Fire

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué suspense Hitchcokiano

Anónimo dijo...

Parece que estás frente a un NH con un halcón. Qué aviso más tremendo, no?

Meter a Vilas Matas se debe a un instrusismo literario? Yo leo ahora mismo a Vilas Matas y escucho Arcade Fire. Son dos excelentes opciones. Y su pausa digital, la tercera.

Lara dijo...

Uf

Anónimo dijo...

Soy yo, la del almuerzo traspasado. He intentado entrar en tu blog a través de mi enlace. Pero no he podido. Lo he logrado con señales de humo mediante...

Me he renovado. A ver qué te parece, encorazonado. :-)

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