Afuera, el aire sonaba como si disparara balas contra las ventanas. En estos parajes es normal, nos dijo aquel orondo nativo que nos alquiló aquella habitación. Era lo que buscábamos, al menos yo; un sitio tranquilo, con poco movimiento. Era un bloque feo, gris como una tarde de tormenta. No tenía nada alrededor, a excepción de arena y una gasolinera más acorde con los tiempos del charlestón. Yo, particularmente, no necesitaba nada más. Pero tú, me dio lo impresión que sí.
Supongo que siempre estaría aquello entre tú y yo; creando un campo magnético que iba bloqueando cada vez más nuestros impulsos. Eras para mí algo frío, y eso que todo esto acababa de comenzar. Pero todo era distinto. Esa coleta torcida nunca había estado ahí, y ahora me agriaba el carácter cada vez que te miraba.
Quizás es que las fronteras son tan finas como las hebras de hilo y tus labios y el borde de un folio y mi paciencia. En aquella mecedora, con mi cigarro a medias, hubiera jurado que había traspasado la frontera y había sido capaz, pese a su falta de grosor, de notarlo. Esa confirmación me sentó en una nube desde la que te ví llorar, gritar, dormir, volver a gritar, soñar, cagarte en mis muertos, clamar venganza, volverte a dormir y, por fin, entrar en un estado de tranquilidad tan fino como aquella frontera, como el asiento que, aunque fuera por unas pocas horas, me puso por encima del bien y del mal, del agobio y la presión. Por encima de ti.
Escuchando: Pictures of you - The Cure
10 comentarios:
Fronteras en las que no hace falta el paasporte para que no nos franqueen el paso...
fronteras que carecen de puntos cardinales.
Un beso
A lo mejor merece la pena traspasarlas, aunque no siempre puede ser agradable ver cómo son las cosas al otro lado.
muy bueno
un abrazo
lo del borde del folio y los labios.... inquietante.
saluditos!
Eso de las fronteras es algo difícil. Es complicado reconocer los límites exactos...
este escrito me suena a rock puro...y lo del borde del folio, como dice también Txe, CORTA, cuando se lee.
viví una vez con alguien, nos comunicábamos a través de un muro de Berín...no sé como caemos en esas torturas
Belín, quise decir
jaja lo mio es muy fuerte
BERLÍN
Estoy con Txe. Inquietante la comparación.
Joder, cómo me alegro de haber caido aquí. Tienes esa forma de contar que siempre busqué en mis narraciones, un orden casi perfecto como una montaña de arena de playa que se hace volcando poco a poco un cubo.
No tengo muchas ganas de dormir, asi que me he puesto a leer lo que me había dejado a medias.
Este post es especial, parecen mis pensamientos puestos en tu boca, la distancia de sus labios en tus letras, su forma de ser tan inentendible.
Gracias por regalarme unos minutos de placer leyéndote.
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