lunes, noviembre 20, 2006

Disfraz

Ocurría una vez al año y todos lo esperábamos con ilusión. Llegaba en primavera, cuando Mamá ya empezaba a ponerme ropa un poco más liviana. Lo recuerdo como en una nebulosa; aquellas cuatro paredes que encerraban un pequeño espacio plagado de pupitres. También me acuerdo de la pizarra, que separaba nuestra clase de otra en la que niños un poco más mayores –quizás un solo curso- hacían siempre mucho ruido. Yo llegaba a casa con una nota de la profesora en la que avisaba a mis padres de que pronto llegaría el día de la fiesta de disfraces. Todo un acontecimiento para nosotros, hastiados de jugar a la pelota en un minúsculo espacio rodeado de coches. Daba igual que no fueras rápido, ya que el espacio se te acababa pronto sino querías verte metido en medio de la carretera, entre pitos y frenazos.
Los dos días anteriores al evento no podía dormir. Imaginaba cómo sería la fiesta ese año y si mi disfraz seguiría gustando. Y es que yo siempre me disfrazaba de lo mismo. De payaso. Aquel día por la mañana, bien pronto, mi padre me despertaba y yo iba corriendo al armario en el que estaban las pinturas. Recuerdo que no eran unas pinturas normales. Antes de mi primera fiesta, yo nunca las había visto. Quizás, sólo las había imaginado. Eran como las plastidecor de toda la vida, pero más gordas y desprendían un aroma distinto, singular. Un olor muy característico que ya siempre iría unido a aquellos días de infancia. Las manos llenas de pintura mientras sentado en un taburete esperaba con paciencia que mi disfraz estuviera listo.
Recuerdo como mi padre, de manera minuciosa, pintaba mi cara de tres colores: rojo, azul y blanco. Yo había visto a los payasos en la tele y tenía claro cómo debía ir pintado. Pero mi padre siempre lo lograba. Me miraba en el espejo y tenía claro que mi disfraz volvería a gustar porque mi padre me había transformado a base de trazos con unas pinturas blanditas, como si fueran de plastilina.

Escuchando: He war - Cat Power

7 comentarios:

CaZaDoRa De SueÑoS dijo...

oooooooooh a mi me encanta disfrazarme :_) el disfraz que mas me gusto en mi vida fue uno q me hizo mi mama cuando era chikita de bruja, y me he acordao leyendote porque me pinto en la cara una luna y una estrella, con las pinturas esas que t epintaban a ti...mas graciosa salgo con mi escoba..que tiempos!!

Absurdo Rutinario dijo...

Que suerte tener complices en esos momentos tan felicies. Y sin son los padres.... mas.

Txe Peligro dijo...

no se si es la intención pero leído subrepticiamente parece un brillante alegato contra el nacionalismo francés y el inculcar ideas políticas en las tiernas cabezas de los niños.

digo yo..

saludos

Anónimo dijo...

yo recuerdo esas particulares pinturas de colores escondidas en un viejo bote de hierbas.De las sensaciones que producia en la mejilla el primer pincelazo, y del jabón que se colaba por los ojos al intentar borrar el mejunje al final de la jornada.

Danelí dijo...

mi mejor disfraz es el que me crea el lenguaje


(Saludos desde Chile)

ALOMA69 dijo...

Hermosos recuerdos de infancia.

Saludos!!!

Ale dijo...

juas, a mi tambien me disfrazaban de payaso...gran boca roja y una fregona de las antiguas en la cabeza...preciosa que estaba yo, ya más pre-adolescente el payaso dió lugar al arlequín, media blanca, media negra...yo tiznando y mis amigas de princesas...ays..

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.