miércoles, marzo 12, 2014

Carcosa

Aunque ahora no se vean los pájaros, al final te alcanzarán. Todo el mundo es siempre más veloz que tú aquí. Puedes correr, rápido, como nunca lo hiciste, la hierba explotando a cada zancada tuya. Pero nunca será lo suficiente para poder esconderte. Te coge y otra vez a empezar. Así en un ciclo que se perpetúa como en el sucio cielo estas nubes de un enfermo gris verdoso. Esa lluvia que escuece en cuanto te toca. Y ni un sitio donde guarecerse. Dentro de la clarividencia que esconde en su interior el quinto vaso de whisky, vislumbras como eran las luces de aquellos tiempos. Sólo el alcohol te ofrece una pequeña salida de emergencia, aunque conduzca a un callejón sin salida del que tendrás que volver. Más tarde o más temprano. Nunca llegarás a conocer las fronteras, los caminos para volver. Sólo tierra baldía por la que correr sin descanso. Sin final. Y llueve otra vez. Esa maldita lluvia que escuece. Ese escozor.



Escuchando: Demons - The National

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