miércoles, diciembre 07, 2011

Malditas calles

Apenas puedo distinguir los límites de la ciudad, confundidos siempre entre esta bruma gris y pesada, asfixiante. Tanto tiempo aquí y, sin embargo, tan perdido. En búsqueda de algo que ni siquiera yo sé qué es. Una vez alguien -que ahora está hundido en las profundidades de mi alcohol- me dijo que en esta ciudad no hay calles sino laberintos. En esas calles donde hemos ganado y perdido amores, donde hemos bebido cerveza como si no hubiera un mañana, en las que hemos descubierto que los libros y las canciones siempre nos han mentido, ahora sólo podemos dejarnos llevar y esperar pasar desapercibidos en sus esquinas. Camuflarse es sin duda la mejor manera de hacerlo. Uno no desaparece ni está, se encuentra en un limbo desde el que no hiere pero tampoco es herido. Quizás esa sea la única manera de no salir nunca más del laberinto. Porque, al fin y al cabo, quién quiere realmente hacerlo.



Escuchando:  The death of you and me - Noel Gallagher

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