lunes, noviembre 15, 2010

Vías

En las vías del tren no conocíamos nada. Era tan simple como eso. Llegar después del colegio y no regresar hasta que los vagones abandonados comenzaban a darnos miedo. Comenzar a ser libre. Piedras y hierros oxidados. El aire vertiginoso de los trenes nos hacía sentir los más fuertes del mundo. Fue por eso por lo que ocurrió, por esa confianza en la ausencia de límites. Los pies en equilibrio sobre un hierro tan pulido que puedo ver mis ojos sobre él. Gritos y palabras de autoafirmación. Excitación. Entonces un chirrido como mil uñas rascando un encerado. Un golpe contra las piedras y después un silencio pesado. Dos losas bloqueando los oídos. Todo quieto, como congelado. Andar entre los guijarros buscando dos y sólo encontrar uno. El adiós a una parte irrepetible de tu vida.




Escuchando: Disarm - Smashing Pumpkins

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