lunes, marzo 26, 2007

El pianista

¿Y qué coño saben ellos de lo que es tocar el piano? Que si no sé elegir la melodía adecuada para cada momento, que si con estas pintas no se puede venir a hacer soñar al público, que no se puede tocar el piano bebido… ¡Pues claro que se puede viejos frustrados! Años y años de conservatorio para esto ¿Y si supieran que yo fui enseñado por los más grandes, que toqué con ellos por todo el mundo? ¿Qué dirían si se enteraran de que mis discos eran tan valorados que terminaron convirtiéndose en piezas codiciadas como un cuadro de Monet?

Pero no. A toda esta cuadrilla de falsos aristócratas les da igual. Viven exclusivamente de la imagen, pero están secos por dentro. Siempre con sus putitas de lujo, buscando impresionar, con sus trajes, sus anillos y sus andares de estrella. Falsedad. Todos ellos son una pose sin consistencia. Castillos en el aire. Fuera de este club, todos tienen una vida que les espera. Una gris oficina con una triste secretaria con gafas de concha. Una mujer que ha perdido la línea después de haber parido a tres monstruitos que les amargan al llegar a casa y que sólo les quieren para exprimir su billetera. El club es su oasis simulado; la vida que se han construido para poder tener dos, para poder seguir en pie.

En el fondo, me dan pena. Son unos pobres desgraciados que necesitan vivir dos veces para disfrutar. Cobardes que no han sido capaces de encarar sus problemas y cortar por lo sano; se han cagado en los pantalones cuando han visto que su vida no es la que querían, que su mujer les asquea y que no quieren cargar con descendencia egoísta. Y en lugar de ser valientes, de luchar por su existencia, han tomado el camino más fácil. Vivir como un agente doble. Y se confunden, no es divertido.


Escuchando: Prenzlaurberg - Beirut

14 comentarios:

Princess Valium dijo...

Y lo peor es que para sentirse realizados y huir de su triste existencia, se dedican a joder a los demás.
Genial el relato, como siempre.
Un beso

Thsbonilla dijo...

Genial! Viven en la ignorancia de que su vida es una farsa...quién dijo que vivir ignorante era bueno?

Nathalie dijo...

Qué transmites el ambiente de ese sitio... Quizá solo son unos pocos privilegiados los que de verdad saben Ver y vivir. Quizás deberiamos intertar todos ser un poco como ese pianista...

"Toca otra vez viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche uqe tu canción,
sabe a derrota y a miel..."


un beso

lapicero_azul dijo...

Bonita forma de cagarte en sus muertos. Esos hombres siempre me parecieron los mas tristes, desde pequeño me dieron pena, pero ahora, más bien, les tengo miedo, temo parecerme a ellos.

Alnitak dijo...

Lo triste es que hay tanta gente así...

Anónimo dijo...

He llegado aquí porque me ha entrado morriña de sexy sadie y he ido al blog de translate.
por primera vez he decidido meterme en los blogs de los demás e investigar...y me encanta tu blog, tus gustos y tus escritos.
Seguiré pasándome por aquí.

ALOMA69 dijo...

Quién es de verdad el perdedor? Bravo por ese pianista bebedor y lúcido, la lucidez del alcohólico, cuánta verdad sale de sus labios!

Quería transcribir la canción del "viejo perdedor", pero se me han adelantado.

Saludos!!!

Dama Atómica dijo...

Vaya creí haber escrito un coment, ya no lo sé. Me ha gustado el blog.
Sigue lloviendo. Un piano en lo más lejos se escucha si te concentras.

Absurdo Rutinario dijo...

Perdí al pianista de vista mientras se perdía en la crítica. y era un personaje más interesante que los de las vidas dobles y falsas.
Muy bueno.

El detective amaestrado dijo...

Tristeza y palabras a diestro y siniestro...

Laura Pando dijo...

A mí no me dan pena. Cada uno elige lo que desea vivir...allá cada uno con las consecuencias de sus decisiones.

Un saludo

yo, la reina roja dijo...

En esta vida hay demasiados hombres de putita, poco riesgo, mucha abulia. Ya lo decían los regeneracionistas a principios de siglo. Bueno, un saludo.

huelladeperro dijo...

bravo !

LOLA GRACIA dijo...

No me dan pena. Me dan asco. Pero hay cientos de esa especie...Desgraciadamente. Nos faltan cojones a todos.

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