Este segundo, que pasa y que no vuelve. Y la certeza de
ello. Tanto miedo. Un avión por encima de mi cabeza, ahora mismo, mudo, hacia
el horizonte. Y el miedo otra vez, a perder los pasos, a no hallar las migas de
pan. A perderme. Y el segundo que nunca va a volver. Nunca. Y las preguntas
acribillando la gélida tarde. La inseguridad por no saber si he andado las
sendas correctas. Por no saber si quizás debería ir en ese avión o en tantos
otros que despegaron y aterrizaron. El frío congelando mis dedos. Y ningún
camino marcado que seguir. En vía muerta. Los demás no. El resto con sus semáforos
y sus señales y sus copilotos. Una comarcal junto a miles de autopistas.
Cerradas. Tanto frío.
Escuchando: Kamikazes enamorados - Quique González
2 comentarios:
Duelen todas y cada una de las palabras que encierran este sentimiento; la soledad de los segundos que nunca vuelven.
tu relato me hizo recordar a cuando en el colegio todos decian, "y estudiaste para la prueba y uno decia QUE PRUEBA!!!" te sentias fuera de sintonia con lo que te rodeaba, pendaba que solo pasaba en el colegio, pero la vida por lo general es asi, los demas parecen tener un rumbo, pero en realidad, todos hacemos lo que podemos, queremos y no hay ningun camino marcado para nadie..
Saludos me encanta como escribes!!
Publicar un comentario