miércoles, diciembre 15, 2010

... porque era mía

Ya no recuerdo la última vez que dejó de llover. Parece como si los días de sol pertenecieran a un pasado tan remoto que remitiera a otra época del mundo. En esta habitación hay goteras y el frío se cuela por todas las rendijas. No hay dinero para más y mañana tengo que seguir buscándote. Es como en esos dibujos para niños: yo detrás de ti y tú huyendo, siempre saliendo un segundo antes de que yo llegue. Imposible de alcanzar. Siempre lloviendo. Desde la ventana puedo ver el charco que lo abarca todo, gris, ondulante. Entre tanta agua he perdido la conciencia real del propósito de mi persecución. No sé realmente lo que haría si al salir de esta habitación te encontrara tras la primera esquina. Quizás matarte, aunque no estoy seguro de ello. Hace ya tanto tiempo. Nunca llegaste a entender que tu vida se terminó el día en que me conociste. Ese es tu problema. Tan fácil hubiera sido aceptarlo, quedarte conmigo y sentarnos todos los atardeceres en el porche a tomar limonada. Ahora, por tu culpa, por tu arrogancia, me veo obligado a esto. Y, como llevo repitiéndome desde el primer día, las cosas que se empiezan hay que terminarlas. Eso lo entiende cualquiera.




Escuchando: This is love - PJ Harvey

viernes, diciembre 03, 2010

Miedo

No puedo dormir porque sé que me vigilan. Cada vez que cierro los ojos veo a un hombre delante mía, con un pasamontañas, encañonándome con una enorme pistola y diciéndome que, por fin, me ha llegado la hora, que de una vez por todas voy a recibir lo que merezco. Me han asegurado muchas veces que estoy a salvo, que nadie sabe dónde me encuentro, que es imposible que den conmigo. Pero yo sé que se equivocan. Lo sé porque les conozco lo suficiente como para tener muy claro que nadie puede esconderse para siempre de ellos. Nunca hay salida.

Apenas salgo de casa. Sólo para ir a comprar al pequeño supermercado. Paso todo el día entre estas cuatro paredes, mirando por la ventana en busca de alguna señal extraña, de algún coche desconocido aparcado frente a mi puerta, de algún tipo mirando mi ventana desde las sombras. Cualquier ruido me hace temblar, subir a mi habitación y encerrarme dentro, como los niños cuando el miedo les visita. El temor me ha secuestrado.

Cuando te convencen no te explican esto. Todo son ventajas. No te cuentan que no sólo te roban tu identidad, sino que también se quedan con tu vida. Que a partir de ese momento vas a estar siempre vigilando tu espalda, desconfiando, aislándote de todo. Estás tú solo. El resto son todos enemigos. Porque ellos están ahí, seguro. Camuflados, acechando, esperando un momento de debilidad para vengarse. Y no se rendirán hasta que lo hagan. Es su credo, y nunca lo traicionan.

Ya sólo espero el momento en el que al abrir los ojos alguien me vuele la vida.



Escuchando: Bring the light - Beady Eye
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.