Ya no me gusta
cómo huele aquí. Aquella mirada captada entre centenares de ojos. Ese instante.
Esa punzada. Cómo expresar el desengaño, el vacío, que se siente ahora, cuando
termina de picar en el pecho. En el barrio ya nadie habla de aquellos extraños
pájaros negros. Se fueron. Ni ellos dejan ya sus pequeñas marcar sobre la
oxidada barandilla. Yo siempre he sabido que los pájaros pueden matar. Al menos
a ti y a mí. El otro día tuve la tentación de marcharme y dejar la puerta
abierta. Al volver habría alguien, seguro. Y con eso me hubiera bastado. La
pintura se descascarilla dejando pequeños cráteres por todas las paredes. Me
agobia pensar que se harán tan grandes que terminarán por engullirme. Como la
noche a aquellos pájaros. Como la noche a ti.
Escuchando: Segundo asalto - Love of lesbian
1 comentario:
No puedo parar de leerlo.
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