Recuerdo que era una tarde asfixiante de agosto. Los dos, tumbados en la cama, oíamos el Ok Computer. Los minutos pasaban entre estremecimientos. Recuerdo que te quedaste un buen rato mirando aquel póster que había colgado unos días antes. En él, Thom Yorke exprimía su garganta durante un concierto. Al rato, sentenciaste que sólo una persona con aquel defecto en el ojo podía ver el mundo de aquella forma, tan distinta a la del resto; sólo un tipo con un ojo tan vago podía ser capaz de hilar aquella música.
Entonces, yo te conté que era un defecto de nacimiento, que se había operado en numerosas ocasiones pero que aquel ojo no parecía tener remedio. Y tú, ni corta ni perezosa, te lanzaste hacia la mesa para escribirle una carta. En ella, le rogabas, casi le exigías, al bueno de Thom que no volviera a intentar arreglar su ojo, que si lo hacía dejaría de ser quien era, no volvería a componer canciones como ese Anyone can play guitar que hacía que te emocionaras. No sé si él leyó tu carta, o si ésta terminó en un buzón oxidado y perdido, pero lo cierto es que su ojo ha continuado siendo el mismo y su música, también, aunque ahora me estremezca junto a otros oídos.
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Me lo tatué con letras finas, elegantes. Andrea. Lo hice en aquel antro, ése al pie del malecón desde el que se podía oler la sal. Habíamos terminado siendo la típica pareja de postal, a la que todo el mundo mira diciendo: ahí van dos personas auténticas, dos almas gemelas. En tiempos de música y escritores borrachos, tú y yo vivíamos como todos soñaban. Tú escribías una prosa atormentada, cruda y áspera como un día de invierno; yo era todo un crooner de voz hipnótica y arrebatadora, ése que seguía contándote todos los recodos de tu mundo musical. Éramos una fachada encantadora. Nos sentíamos, sin duda, los reyes de todo aquello y no lo ocultábamos. Días de vino y rosas.
Echando la vista atrás recuerdo claramente el momento, eso y Sail to the moon sonando a través de un ajado altavoz. Aquel instante negro, devastador, imperdonable, que yo no supe (o no quise, o evité) detener. Tengo claro que no fue la música de Thom (quizás sí su voz) quien te ofreció esa primera dosis, quien te hizo asomarte al abismo, aquél que, de un plumazo, en menos de un segundo, mandó a la mierda todo lo que éramos, (pájaros, palabras deslumbrantes, res sostenidos, chupitos de Jack Daniels), y lo que es peor, todo lo que podíamos haber sido (chispazos de luz, complicidad suprema, vinilos, cuartillas), para terminar convirtiéndonos en desconocidos. Tú, un dibujo de Tim Burton. Yo, el protagonista de cualquier novela barata.
Este texto doble es mi aportación al fantástico proyecto Canciones en Braille que desarrolla Eme en Polaroid Mondo y que podéis ver pinchando su enlace en la lista de la derecha.
Escuchando: You make it easy - Golden Smog
9 comentarios:
Acá estoy, Señor!!!! :)
Este es un texto magnífico. Es de imágenes tangibles.
Te abrazo, Trapi.
Muy bueno, si señor. Buceo en su blog con gran placer después de descubrirlo en el de Txe. a este paso no voy a ir a la Fnac a comprar más libros. Me meto en sus blogs y estoy servida. Gracias!
Heridas es fantástico.
Me gusto mucho!
Me presento: Svor.
Llego a este blog por una amiga querida.
Espero verlo por mis pagos.
Hasta pronto
La verdad que bien pensado, quién quiere pasear pudiendo leer textos como los tuyos. ¡Menudo dilema tengo ahora!
Me ha encantado conocer la atmósfera de este lugar, estoy atrapada en ella desde el primer momento.
Llego aquí por casualidad (tal vez la que estaba esperando)
y volveré a perderme por tus letras. Me gustó mucho =)
Un saludo
Merecía estar en CEB
Me he puesto a escuchar a Thom Yorke que no lo conocía y aquí estoy, pasando de una canción a otra, mola, jeje.
Preciosos textos. No dejas de sorprenderme!
Un besito, espero que el verano haya ido genial.
KissxxX
Un texto de imágenes increíbles. Mucho sentimiento y dolor.
Un saludo!
629:
Ambos textos están en CEB.
besitos
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