El señor azul se preguntaba cómo es posible enlazar tal cantidad de cagadas de manera consecutiva. Sentado en el taburete del Wilde, mirando la calle por aquel enorme ventanal, pensaba que nunca sería capaz de enderezarse, de conseguir mantener una historia en línea recta más allá de quince minutos. Pidió otro Matusalem con cola y se acodó en la barra. Quiso reconstruir todo lo ocurrido, pieza a pieza. Pero ya había llegado a un punto en que no conseguía distinguir lo que estaba bien y lo que no. Él, simplemente, actuaba. Pero su problema estaba en que nunca había querido aprender, y ahora lo veía. Nunca les había prestado atención. En ningún momento quiso saber por qué aquello o por qué lo otro.
A esa hora, el Wilde estaba lleno de individuos patibularios, sin más pensamientos que seguir bebiendo hasta que echaran el cierre. Eso le entristeció aún más. Aquéllos ya no eran tiempos para cartas, pero, aún así, el había escrito una y se la había mandado. Y, por primera vez en su vida, sí rellenó el remite. De aquello habían pasado días –aunque a él le había parecido años bisiestos- y no había obtenido respuesta. Lo que más le indignó fue que las disculpas hubieran perdido el peso, la aristocracia, que en otros días habían tenido. Ni reconociendo el error, asumiendo que había metido la pata hasta el fondo, logró enderezar el timón. ¿Qué más se puede hacer cuando una disculpa, un lo siento, no sirve? Sólo con imaginar que la respuesta a esa pregunta fuera un NADA rotundo sintió una tristeza insondable. Así que decidió que no había mejor opción que pedirse otro Matusalem. Pensar sólo hace daño. Al menos a él.
Escuchando: Keep it Amazed - French Kicks
14 comentarios:
Sabe a ron, efectivamente, este texto...
Igual tiene suerte y ha sido un fallo de Correos
Correos no se equivova. Al menos ese es su Slogan de ventanilla. ¿El remite estaba bien?
NADA suele ser la respuesta más común y por ello vulgar.
Un abrazo
Pedir disculpas y reconocer errores sirve, al menos, para que uno se quede algo más satisfecho. Cierto que a veces es mejor no pensar, pero cuidado con los Matusalems.
Un beso
Buen ron el matusalem, sí señor.
Yo creo que pedir disculpas siempre redime, aunque al final duela lo que oigamos (o no) a cambio.
Un besico
Beber para olvidar, alguien escribió el otro día "beber para recordar", no sé...
El último día que bebí me dió por llorar a moco tendido.
Saludos!!!
A veces la cagas de tal manera que no hay vuelta atrás...Y lo peor no es que no te perdonen, sino que no te perdonas.
Abrazo
Es duro, pero es verdad que hay veces que un lo siento llega tarde o cae en saco roto y no vale de nada. solo queda la impotencia...y pedir otro Matusalem.
personarse con un sello en la frente?
esta opción es mucho mejor para hígado y porque nunca se sabe..
me encantan las palabras que terminan en -LEM
Es difícil dejar de pensar y de dar vueltas y más vueltas siempre a lo mismo, una y otra vez...
Me gustan tus escritos.
Saludos!!!
Sí. ¡Que se electrocute la tristeza también!
Saludos.
Tal vez quieras enviar tu "Matusalem" al concurso de relatos de fufosa. En todo caso, si puedes, pásate por www.fufosa.org, sección de relatos breves, para leer mi "Entierro del lunar".
¡bravo otra vez!
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