miércoles, julio 23, 2008

Tónica

Que por la ventana sólo se vea un muro color hollín coronado por trozos de vidrios verdes ya no le importa demasiado. Ha perdido la vista desde hace tiempo. O, de otra forma, ha seleccionado lo que quiere ver. Una pequeña mesa, una silla de plástico amarillo con la marca de una tónica estampada en el respaldo y una estantería llena de botellitas de cristal con líquido de mil colores. Alrededor no tiene nada más, ni lo quiere. El murmullo de la ciudad, que se esconde al otro lado del muro, apenas se escucha, amortiguado por la distancia y el aislamiento. El problema llega el día que, a través de esa ventana casi tapiada, se cuela un balón de plástico. Es rojo y llega arrugado como una uva pasa. Los cristales del muro lo han desgarrado.


“Yo he trabajado para el partido comunista y para Danone. Las reuniones con sus líderes eran muy diferentes: los comunistas contaban con un sueño, equivocado o no, con poesía; los ejecutivos de Danone sólo pensaban en manipular a la gente para vender lo máximo posible en el menor tiempo posible”. Amén hermano francés, dijo para sí. Encendió un cigarro mientras un mendigo dejaba en su mesa una poesía garabateada en un papel gastado. Echó una mirada a aquellas líneas. Cuando estaba terminando, el mendigo extendió la mano a la vez que hacía una reverencia. Ignorándolo y deplazando el papel de la mesa, se giró y gritó: otro Tanqueray con tónica.


Escuchando: Mammoth - Interpol

lunes, julio 14, 2008

Adulto

Creo recordar que era así. Tardes azules en parques amarillos. Sin más; sin menos. Horas enteras para ser llenadas de sueños y patadas a un balón. Minutos con sabor a cocacola y olor a la niña que se sienta a tu lado y a la que miras con una mezcla de extrañeza y pasión. Mente en blanco y palabras tan lejanas como vacías: préstamo, cáncer, coito, trastorno, crisis. Mundo a salvo, concentrado, delimitado, con una brújula siempre atada a tu muñeca. Son los raíles lo que me falta, ahora estoy casi seguro. Resulta imposible delimitar el momento, recortar la parte de la secuencia temporal en la que el descarrilamiento es inevitable: las guías desaparecen. Echo de menos el olor a café por la mañana, saber que mamá me iba a recoger a la salida, escuchar a papá abrir la puerta de casa, reconocerle a él y al yayo entre la gente el día del partido. Echo de menos. Ya sólo sé echar de menos.


Escuchando: Rue des Cascades - Yann Tiersen

miércoles, julio 09, 2008

Descanse en paz

Hoy ha muerto Sergio Algora. Sin duda, siempre se van los mejores...
Descansa en paz Niño Gusano.

martes, julio 08, 2008

Pisar fuerte

Vacías las manos, te las limpias. Fuerte. Con jabón. Con estropajo. No quieres ni una molécula de aquello. Te aseguras por todos los medios de que vas a poder salir a la calle a salvo, sin miedo. Ya lo has hecho otras veces, pero el fracaso ha sido tan rotundo como el posterior trauma. Así que en esta ocasión no quieres alimentar ni una duda. Pisas fuerte, con rotundidad, espalda recta, pecho fuera. Te comes las esquinas, miras penetrando. No sabes cuánto va a durar, pero te aferras a ello con todas tus fuerzas. Porque en el fondo sabes que volcarte ha sido la peor idea. Que te prefería despistado, indeciso, sin las ideas claras. Es seguro que no le gusta estar cómoda; el sufrimiento le hace vivir, la estabilidad le entierra. Y entonces sólo sabes decir que a veces ella, que a veces yo, que a veces nadie. Y que la tierra, en esta ocasión, no giró para que os encontrarais. Ni hoy, ni nunca.


Escuchando: Starlight - Muse

martes, julio 01, 2008

Ventana abierta

(La ventana abierta de Natalia)


No me digas cosas mientras tus labios dibujan movimientos que marcan otras palabras muy distintas. No me susurres nada mientras ese cielo se da la vuelta otra vez. No lo hagas porque me conoces mejor que nadie y sabes que los días de sol me hielan y ya ni tú puedes evitarlo. Así que mejor déjate llevar, deja que muramos en paz, sin fingir, sin volar. Porque ahora sé que hay clicks que significan algo más que un corte de luz, comprenden en sí mismos una sutura de sentimientos, taponan un flujo que te ha desangrado demasiado tiempo, debilitándote, pero que ya ha sanado de forma definitiva dejando sólo un par de pequeñas manchas rosadas que recuerdan que ahí, una vez, hubo un sentimiento que no sabía mentir.

Al abrir los ojos, la puerta estaba cerrada pero, junto a ella, había una ventana abierta. Y al otro lado se veía azul.


Escuchando: Alta fidelidad - Lori Meyers
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